PRACTIQUEMOS VALORES HUMANOS


LA LA UNIDAD

Hace falta unir nuestros talentos, energías y recursos individuales y congregacionales para cumplir exitosamente nuestros objetivos, metas y nuestra misión principal dentro de la empresa a la cual servimos, y dentro de este plan divino al cual hemos venido para ser probados. Para ejemplo sobre este valor humano, adapto un artículo que encontré en la red, al diario vivir de nuestros lugares de trabajo, para reflexionar acerca de los antivalores que a diario practicamos, sin darnos cuenta que a quienes afectamos con esta práctica, es a nosotros mismos. Valore usted ¿Porqué) Como ejemplo dejo con ustedes la siguiente lectura, para recrearla a nuestros puestos de trabajo y a nuestra vida cotidiana.

Había dos islas hermanas en la cuenca del Caribe: Fuafuí y Fuifua, ambas dedicadas al comercio de la pesca. Sucede que Fuafuí era la isla más próspera de las dos y conocida mundialmente por su excelente pescado, tanto en calidad como en volumen de producto. Fuifua también se dedicaba a la pesca, pero su industria estaba casi en bancarrota. Observemos qué pasaba.

Al llegar la temporada cuando el atún pasaba por sus costas, cien barcos pesqueros de Fuafuí salieron a la mar en busca una mancha de atún debido a que todos ellos se habían puesto de acuerdo en una sola estrategia. Todos trabajaron según dicha estrategia, cooperando y ayudándose mutuamente. El resultado era que todos los barcos siempre llegaron al muelle llenos de atún.

Pero no fue así con los pescadores de Fuifua donde no había una sola estrategia, sino que cada pescador cogió por su lado. Llegaron muy pocos barcos a la orilla con pescado y cuando ya había pasado la temporada del atún, había muy poco producto para vender.

Había un tiempo cuando todos los pescadores de Fuifua cooperaban, pero sucedió que los capitanes y los demás marineros comenzaron a tirarse los unos a los otros, a romper las redes y cada uno a dañar el equipo del otro. Hasta intentaron hundirse los unos a los otros. Ahora en la isla de Fuifua, es "sálvese quién pueda".

Todo parece, que la institución a la cual le aportamos desde su fundación, debido a las polarizaciones que existen y a múltiples razones que en esta oportunidad las obviaremos porque no es este nuestro propósito; pese a los años de haber sido creada, no logra salir adelante, y no logra afianzarse de una identidad plena que ofrezca confianza y seguridad a la población a la que según su mandato tiene que servir.

Tal parece que ante la opinión pública lo que ejerce es desconfianza y para lo cual se ve oportuno reflexionar y recalcar el valor de la unidad a la cual debemos de empoderarnos, para que la unidad sea vista como un valor que nos permita sacar adelante la institución a la cual servimos y porque no decirlo a la misma sociedad salvadoreña.

Se ha llegado al punto, que algunas personas que ejercen las funciones de Jefaturas, dado a que el subalterno no es afín a sus principios ideológicos, son tildados como contrario, olvidándose, que para sacar adelante el trabajo encomendado; se necesita el aporte de cada uno de los talentos, energía y sacrificio que el trabajo amerite. Aquí tenemos que aprender a vivir en una sola isla, a la cual hay que sacar adelante. No debemos de estar viendo los errores de los otros y luego recriminarlo, sino para animarlo a que aprehenda a realizar bien sus funciones.

No deberíamos tirarnos los unos a los otros y hacernos enemigos, denigrándonos y difamándonos entre sí. Decir que aquel que piensa diferente a mí es contrario, es uno de los más grandes errores y hasta cierto punto raya con la ignorancia. Recuerden que cuando nos afiancemos bien de los valores humanos, y en específico del valor de la unidad, podemos salir adelante como institución y consolidar, unificar a todos los sectores que existen en la institución a la cual servimos.

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